Hola a todo aquel que este interesado a leer.
En este blog publicaré todo eso que quiera, todo eso que me apetezca... aunque no tenga sentido, aunque sea irracional...
Mis historias, mis poemas, mis reflexiones, mis dudas, mis miedos... lo que me gusta y lo que odio... publicaré lo que más quiera sin importar que palabras uso o que llegue a pensar la gente.
Si estás conmigo, sé bienvenido a este rincón, el rincón de una indignada.

lunes, 24 de agosto de 2020

Mi amorío con el acné. Segunda parte.

 Hola indignados! 

Y como lo prometido es deuda, aquí os traigo la entrada de como terminó mi tórrido romance con los granos.

Creo que el cambio más importante que realicé fue el de quererme a mi misma, el de aceptarme. El de: si, tengo granos, y que? Poder mirarme en el espejo y que los ojos dejaran de llenarse de lágrimas. Ir por la calle con la cabeza bien alta y creerme lo buena que estoy. Dejar de tener ansiedad, nervios, miedo y pavor a causa de lo que los demás podían a llegar a pensar o decir de mi.

YO SOY ASÍ. Y si no te gusta, oye! el mundo es grande!

Que gran cambio, verdad?

Otro cambio fue modificar mis hábitos de vida. Dejé de comer comida rápida, bebidas azucaradas, dulces, bollería, fritos... mi dieta eran y son comidas sanas. Todo hecho en casa y comida de proximidad, vamos, del huerto a la mesa. Se 100% lo que estoy comiendo en cada momento. Empecé a hacer también deporte, nada en específico, lo que me apetecía y sin ningún tipo de presión: correr, nadar, yoga... 

Y por último, cree mi rutina propia y personalizada de belleza. Cree un mapa de mi rostro, ya que a cada zona no le iba va bien el producto de otra, jugué al ir probando productos y comprobar cual era el que más necesitaba mi piel. Esto no es cosa de unos días, sino de semanas, incluso de meses. 

Tenéis que saber que no todo el rostro tiene el mismo tipo de necesidades. Puede ser que tengamos la zona de frente y cuello secas, la zona de mejillas sensible y la nariz grasa. Y por lo tanto tendremos que utilizar un producto distinto en cada área. Esa es la parte fácil, la de utilizar cremas, la complicada es saber que producto utilizar. Creo que os haré una entrada explicando el tipo de pieles y lo que es necesario en cada caso, eso os gustaría?

Yo, os voy a dejar mi rutina con los productos que estoy utilizando en este preciso momento, en las próximas entradas, rutina de mañanas y de noche, por si la queréis utilizar como guía, pero tenéis que tener claro, que cada persona tiene una tipo de piel y unas necesidad distintas, y lo que a mi me puede ir bien en este momento, a otra persona puede que no le sea de utilidad.

Unos tips que tenéis que saber es que es OBLIGATORIO usar específicamente una toalla únicamente para el rostro. No queremos la mierda de nuestras manos o culo en nuestra cara. Tenéis que usar productos no comedogénicos, ya que evitará que vuestros poros no se obstruyan, y por lo tanto no os salgan los granos con tanta facilidad. 

Evitar los peelings en scrub! Vamos, los que son de rascar. Pensar que esa "agua" que sale del granito es donde están las bacterias, si con el scrub nos rascamos, y refregamos toda esa "agua" por nuestra cara, al día siguiente nos levantaremos con el doble de granos que teníamos antes de acostarnos. Si queréis utilizar peelings, que sean enzimáticos, ellos hacen todo el trabajo y vosotros solo tenéis que acostaros y esperar que pase el tiempo indicado.

Cuando os sequéis la cara hacerlo con amor, coño! Mimaros! Dedicaros el tiempo que necesitáis, sin prisas, el resultado valdrá mucho la pena.

A mi me ha costado, no es fácil, tardé más de un año en deshacerme de esa pesadilla. Pero aunque sigo con alguna marca, sigo esforzándome todos los días. Da igual el día o la hora, no hay excusas.

Espero que todo esto a alguien le esté ayudando. A mi me hubiera gustado leer algo así cuando todo empezó.

Nos vemos en las próximas entradas. Os leo!

Y ya sabéis a indignarse y besos húmedos.





jueves, 20 de agosto de 2020

Mi amorío con el acné. Primera parte.

 Hola mis indignados! Cuanto tiempo, verdad?

Hoy me vi con ganas de explicaros una historia. Y si, tal como dice el título os quiero explicar mi historia con mis problemas de acné. 

Lo voy a dividir en dos parte, esta, la primera, os explicaré como llegó, como se desarrollo, y el momento exacto en que decidí cambiar muchas cosas de mi rutina de vida.

Primero, tengo que contaros que yo era la típica adolescente a la que no le había salido un puto grano en todos los años de instituto... piel perfecta hasta los 19 años. Una maravilla. No habían puntos negros, espinillas, rojeces... nada de nada, piel fina como el culo de un bebé. Comía lo que quería y no llevaba ninguna rutina de belleza establecida, sino todo lo contrario, me maquillaba con cualquier tipo de maquillaje, no me desmaquillaba antes de irme a dormirme, ni una crema, ni un peeling... vamos, nada de nada.

Esto que llegó el día que tuve una pareja estable (para los más curiosos, si, sigue siendo mi pareja actual) y decidí pasar del condón a los cómodos parches anticonceptivos. Para la gente que no lo sepa, los parches anticonceptivos, son eso, unos parches que te enganchas en cierta parte del cuerpo y que van soltando hormonas gradualmente para que no te quedes embarazada. Con 19 años los encontré la cosa más cómoda del mundo, nada de pastillas, nada de recordatorios todos los días... y estuve unos meses utilizándolos, pero la cosa no iba para nada fina. Se desenganchaban más rápido de lo que tenia que hacerse, en verano era una puta guarrada, ya que te quedaba toda la roña de la "cola", se movían... y la regla era toda una aventura, venia cuando quería, se iba cuando le deba la puta gana.. un mes seguido con la menstruación! 

Total que decidí cambiar de método y pasarme a las pastillas. La médico no entendía porque me quería cambiar de método, ya que para ella no eran suficientes las razones que le daba. Sin hacerme ningún tipo de análisis, ni nada parecido, me dio la primera caja de píldoras anti-baby que encontró. GRAVE ERROR! Con estas cosas no se puede jugar al acierto-error, se tienen que hacer estudios y tienen que recetarte lo que más se ajuste a tus necesidades.

Si no recuerdo mal, estuve unos dos años tomándome esas pastillas. Fue todo un caso. Mi humor cambio por completo, estaba deprimida y con ganas de llorar la mitad del tiempo y la otra mitad me cabreaba por todo. Me molestaba si llovía, también me molestaba si hacía sol. Y llegó el momento que también se me descontrolo la regla. No me bajo durante dos meses. Fui a la doctora y su única respuesta fue que mi cuerpo estaba sobrecargado de hormonas y que lo tenia que dejar respirar, que durante unas semanas no me tomara nada. Y eso hice.

Esas semanas fueron lo mejor que me pasó. Mi humor había vuelto. Volvía a ser yo. 

Al sentirme así de bien, decidí dejar ese tipo de anticonceptivos que lo único que hacían era alterar mi cuerpo, y de mala manera. Mi pareja estaba totalmente de acuerdo conmigo, ya que había visto lo mal que lo había estado pasando. Y volvimos al maravilloso y natural, aunque no tan cómodo, condón.

Pero aunque mi humor había mejorado, mi cuerpo había sufrido tal sobredosis de hormonas, que se tenía que depurar, tenía que eliminar toda esa mierda, y lo hizo de la única manera que supo. Con acné. Doloroso acné. 

Recuerdo, que yo no tenia ninguna rutina de belleza, que el maquillaje era lo más cutre que os podéis echar a la cara y que comía lo que me salía del mismísimo chichi.

Me empezaron a salir una especia de granos, como si fueran erupciones, una encima de la otra. No se había curado la primera, que ya me salía la siguiente. Le costaban más de 15 días poder curarse. Mi piel estaba sensible, me dolía. No quería que me tocaran el rostro. Me sentía fea, no me miraba en el espejo, lloraba cada vez que lo hacía. No quería salir a la calle y cuando lo hacía solo me miraba los pies. No quería hacerme fotos y solo sentía que la gente se reía de mi.

Pensar que antes de todo esto ya había estando hacía algún trabajo como modelo. En cierta manera me ganaba algún dinero "por lo guapa que podía estar". Y trabajaba de cara al público, que eso es igual que desconocidos te miren. A cada rato. Y tu tener que estar con tu mejor sonrisa, cuando por dentro solo gritas DEJA DE MIRARME, y querer ir a un rincón a llorar.

Por suerte, y doy gracias por eso, tenía a mi chico que cada uno de los días me decía lo hermosa que era. Sin él, habría llorado mucho más.

Fui al médico, en varias ocasiones, me recetaba antibióticos o tratamientos, pero nada funcionaba. Si, daba su efecto mientras estaba en medio del tratamiento, pero cuando llegaba el momento que todo terminaba, el acné volvía, y con muchas más fuerza. Rebotes.

Como odiaba esos rebotes, pero ahora entiendo que mi cuerpo necesitaba limpiarse.

Al final llegó el día, que me cansé de llorar, que me cansé de ir con la cabeza baja, de sentirme menos... yo era más que toda esa mierda, y lo iba superar, yo. Y así lo hice, lo conseguí yo sola. A base de mimos, muchos mimos. De rutinas, rutinas muy estrictas, tanto de alimentación como de ejercicio, como también de belleza. De equivocarme y de volver a empezar. Pero sobretodo de quererme a mi misma.

Escribo esto porque se que hay gente que ha pasado por esto, o que esta pasando por esto. Que ha llorado o que esta llorando. Y leer que alguien también ha pasado por lo mismo, porque aun lucho cada día para no volver a lo que pasé, es la misma sensación que alguien te mire a los ojos y te diga lo hermosa o hermoso que eres. Porque lo eres.

En la próxima entrada os contaré como me fui deshaciendo poco a poco y a mi manera del puto acné y todos los productos que utilicé.

Y ahora ya sabéis, a indignarse. Os leo. Mil besos húmedos.